Casi todo el día escribiendo en la computadora algo que debí empezar hace dos meses. Nada que compartir, lo más interesante que contar es una frase leída en la peluquería: "si la tierra tiene 500 millones de kilómetros cuadrados, ¿por qué tienes que venir precisamente a este lugar?".
Aunque lo mejor del día, no del todo compartible, fue la aparición en el ICQ de "K". Esto después de un año de no saber nada de ella: sorpresa desmedida, figuraciones abruptas, recuerdos. Dudas.
Se trata de una vieja relación que durante un par de años casi se limitó a ser virtual, salvo por ocasionales encuentros en ciudades recónditas. Fuera de ello, la mayor parte del tiempo lo nuestro fue apenas un nombre; cargado de connotaciones, sí, pero finalmente sólo una sigla binaria, un texto en mi pantalla de plasma. Distancias y fantasías; fotos de baja resolución enviadas por correos electrónicos, con los cuales imaginábamos vencer a la indiferente geografía. Ella en Monterrey, yo en mi trashumancia o en mi buhardilla capitalina.
Apenas gozamos de unos breves encuentros tangibles, Los Ángeles California, Veracruz, DF. Siempre pasajeros; peor aún, fugaces. Después de no vernos más y cada vez que a mí me tocaba volar por Monterrey durante alguna gira, su imagen volvía a ser evocada por la impersonal y abrupta orografía regiomontana que, vista desde el avión, resultaba francamente erótica, sometiéndome a una especie de súbita geomancia intempestiva (topografía horizontal: un cuarto de hotel porteño o un par de cuerpos inundados por el sudor. Sus piernas escarpadas, desfiladeros. Abismos).
ESTA tarde sorpresiva me ha informado de dos cosas sustanciales: que ya no vive a 2 mil kms de distancia del punto geográfico donde me encuentro, sino sólo a 3 mil metros, es decir, ¡en la misma ciudad! Me surgieron más preguntas. Le sugerí que me telefoneara. Su voz apareció tímida. La mía, trasluciendo un entusiasmo transparente cargado de... contenciones.
Tal noticia fue lo primero que me dijo, lo segundo: que vive con su nuevo novio.
En verdad es lo mejor que ella podría haber hecho en cuanto a sus aspiraciones. Siento que aquí podrá encontrar mejores opciones para su infinito talento en el cine y en la música. No sugirió darme el teléfono de su casa, apenas lleva seis días aquí y aun no saca su celular, me dijo. Vislumbro que será difícil vernos. Su voz cambió cuando la invité a cenar, tenía un compromiso.
Si el planeta tiene 500 millones de kilómetros cuadrados, acaso no pódía haberse ido a sitio más lejano. Ojalá por lo menos desee ser mi amiga.
Posted by Pacho at February 6, 2003 11:07 PM