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Big [B]Other HOW LATITUDES BECOME FORMS

February 05, 2003

Un día más

Hay días que me siento extranjero en mis zapatos. Es lo que llamo la angustia del chimpancé en el espacio: una duda primal que me lleva a desconfiar del motor de toda supervivencia, a dudar de la experiencia y del instinto. Lo adquirido y lo heredado. ¡El horror!, diría el bueno de Conrad. Pero no, no se trata de horror, es más bien una fobia pasajera: aversión al existir, al saberme vivo;y se cura de la manera más sencilla: andando en bicicleta.
Hoy me desperté con el síndrome. Salté de la cama como si estuviera electrificada, y tarde cuarenta y cinco minutos en encontrar ropa que ponerme, y cuando la encontré tardé otro tanto en adivinar el cómo y el para qué de cierres y cordones, y ya se había hecho casi el mediodía y no sabía si lo más conveniente era desayunar o pasar directamente al almuerzo, y, como en la cocina no pude dar con nada que no estuviera vencido desde hacía una quincena, pasé al garaje y subí a mi bicicleta, y salí a la calle con cara de loco rabioso, y las viejas de enfrente me miraban, y seguro pensarían que otra vez me había dado el telele, y que no tardaría en venir la ambulancia del manicomio, otra vez, para internar al chico poseído por el demonio, y entonces fue cuando el poder curativo de la bici empezó a pegarme.
El pedaleo rítmico, el viento en la cara, los rayos del sol entre las ramas de los plátanos, los gorriones y calandrias, las chicharras, la transpiración, la vibración del adoquinado a través de las ruedas, un perro que me sigue y me tira un tarascón, las barreras eternamente bajas del ferrocarril, una chica con un culo al que sólo le falta la firma de Miguel Angel, un auto que casi me atropella. . . sí, definitivamente vale la pena seguir vivo un día más.

Posted by German Maggiori at February 5, 2003 05:39 PM
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