Otro viaje, ahora será a Xalapa, un pueblo tropical cerca de la costa del Golfo a seis horas de aquí. Un amigo organiza una cena para no recuerdo qué fines. Lo que me entusiasma es que va Toño García de León. El domingo compré su libro de bellísimo título, "El mar de los deseos. El caribe hispano musical. Historia y contrapunto". Su estilo es complejo pero delicioso. Comienza con el viento soplando sobre lo que él llama el Gran Caribe, esa geografía sonora especie de "mediterráneo americano", lugar de encuentros. Espero hallar aquí más pistas sobre el probable parentesco entre el son veracruzano y el flamenco.
Ayer me llamó al celular un tal Javier Peñafiel para pedirme no sé qué participación en un performance que presentará en el Laboratorio Arte Alameda... Dijo ser un artista español de Zargoza pero no le entendí más nada, acaso porque todavía me hallaba en la oficina de la aerolínea donde minutos antes había dejado estampada la silueta de mi rostro en una pared de cristal, como las moscas (tiene razón Teresa, debería de demandar a la compañía y, con el dinero que me dieran cruzar el océano mar e irme, acaso, a una isla como la de ella, por ejemplo a Nueva Zelanda, no se me ocurre un lugar más lejano -¡además allá están los maoríes!-).
Capaz que Peñafiel es un gran artista y yo ninguneándolo, pero el caso es que ayer me hallaba incapacitado de concentrarme en nada cuando recibí la llamada, por lo que le pedí que me enviara la info por email. Así lo hizo, pero ahora entiendo aún menos qué desea de mí. Podría proponerme protagonizar a una mosca tratando de traspasar las ventanas y llamarlo “fronteras” o “el cristal de los desencuentros” pero, como en los performances siempre debe haber sangre para resultar verosímiles (a falta de dramaturgia e interiorización actoral), la cosa ya no me apetecería demasiado.
Xavier Velazco, antiguo cronista de rock (admirador de Caifanes y a la sazón denostador de Maldita), ganó el premio Alfaguara de novela. Un miembro del jurado, Carmen Posadas, definió la tensión que rige al personaje de la novela "Diablo Guardián": a Violeta, la protagonista, “la han educado como una mujer ambiciosa y al mismo tiempo la han rodeado de fronteras” (nuevamente la imagen de la mosca golpeándose contra la frontera invisible de un cristal, ¿no nos sentimos todos a veces un poco así?). Me da gusto por Xavier, (como a Fadanelli, parece que pasados los 40 el mainstream comienza a hacerle justicia a los escritores marginales).
Al regresar de Xalapa volaré a Los Cabos, en baja California, para dar dos conciertos. Lo mejor será el Oceano, el mar (Fernanda ya no estará ahí).