Hoy el carnicero de enfrente de casa, Angel, dejó el barrio. Se mudó con su familia al interior del país, a Córdoba. Eran buenos vecinos. Supongo que es hora de buscarme otra carnicería. Lo bueno del asunto es que uno puede elegir una nueva carnicería, incluso puede comprar en varias hasta dar con la calidad deseada, lo malo es que uno no puede elegir a los próximos vecinos. Es una lotería. A partir de mañana la casa de Angel y su familia puede ser ocupada tanto por una parejita de jubilados adorables como por una banda de narcotraficantes peruanos, por un honesto comerciante minoristas como por un puterío de mala muerte, por una secta de raeleanos fanáticos como por un aburrido matrimonio de profesionales de mediana edad amantes de los perros terrier y de la coca-cola en latita. O por un tintorero paranoico y voyeurista que controle los movimientos del barrio desde su terraza con unos poderosos binoculares, como fue exactamente el caso antes de que llegara Angel. Sí, uno se había llegado a encariñar con esa manía del viejo; cuando se lo llevó el cancer de colon, todos secretamente extrañamos el riguroso control que realizaba a diario don Blas desde la terraza. Era esa clase de protección y seguridad que sólo te da un Superman o un Batman, bueno, él era un Superblas.
Es una puta lotería. Lo vamos a extrañar al bueno de Angel, otro superhéroe de barrio.
ola germán
nunca había "creído" en la lotería, ni en la fortuna, pero creo que hoy me has convencido...
te deseo suerte, sí _ osfa
Posted by: osfa on February 17, 2003 06:36 PM