Cuatro grados para un canario es como menos diez para los demás curtidos europeos, pero me gustó mucho estar en la manifestación en Madrid. La cabeza de la manifa sólo avanzó 100 metros porque todo el recorrido estaba ocupado por la gente. Fue impresionante. Mañana con más calma intento subir algunas fotos.
A la mañana siguiente ya nos íbamos, muy temprano, oscuro todavía, a coger el avión, con la espalda partida de haber intentado dormir esa noche en una cama de 80 cm. de ancho. Porque el hotel pagado por las instituciones se había acabado ese día. Abstracciones matemáticas ante la cama: la aritmética nos decía 40 cm. per cápita, pero aquello no tenía nombre ni medida. Como íbamos muy positivos y aguerridos después de la manifa pues allí nos quedamos todo lo quietos que pudimos hasta que sonó el celular de A. con la alarma....en fin que espero no volver a repetir la operación. En el avión me reí mucho pensando en lo que A. me había dicho, que toda la noche tuvo la sensación de ser obeso y de que además tenía unos jamones –sus brazos- adosados a su cuerpo con los que no sabía que hacer, si atárselos o qué. Además como la cama estaba en la entrada de la casa cada vez que entraba alguien nos despertaba de nuestro maltrecho sueño recordándonos nuestros míseros 40 cm., hasta el gato de la casa, que para nosotros era un desconocido, nos hizo una visita anoche dándonos un susto de muerte.
Ahora me voy a experimentar mi cama, que de pronto parece una plaza de toros y prometo escribir mañana más largo y ancho.